La izquierda, otra batalla perdida…
La izquierda dominicana acaba de perder otra batalla en su lucha por lograr sus objetivos, los cuales a mi entender no tiene claro. Mientras, en América del Sur estos grupos van logrando espacios en la simpatía de las mayorías, aquí se van pareciendo mas a sus antagonistas; esto lo afirmo en virtud de los hechos acaecidos luego de saberse que un artista plasmó su punto de vista de lo que fue el movimiento renovador y aquí es donde entra mi interpretación de porque la izquierda pierde otra batalla.
Muchos de quienes vivieron los oscuros días de los doces años del régimen de Balaguer lucharon contra la intolerancia del mismo y al dañar el mural se tornan intolerantes como cuando el ex-mandatario no soporto los planteamientos de Gregorio García Castro, Orlando Martínez y Narciso González.
Al usar la mentira de que el malogrado mural sustituía a otro del prestigioso artista Silvano Lora, los detractores de la obra de García Espino se convirtieron en ejecutores de la libertad de creación y expresión por las cuales murieron Amín, Amauri, Orlando Martínez y otros tantos.
En su afán desmedido de hacer ver su verdad reclamaban que los murales en la universidad los pintaran los hijos de nuestra Alma Mater y citaron el nombre de Cuquito Peña, quien tiene una obra en el cuarto piso de la Biblioteca Pedro Mir en donde se ven los rostros de Balaguer y Juan Bocsh en un mismo plano y en donde se observan humanistas de la categoría inmortal de Eugenio María de Hostos y Pedro Francisco Bono.
Es hora de que los grupos de izquierda dejan atrás sus prácticas de terror y miedo y entren al plano de los planteamientos de ideas que garantiza nuestra universidad al garantizar en sus estatutos que “estará abierta a todas las corrientes del pensamiento”, sin establecer excepciones.
Como comunicador egresado de la Primada de América, la cual surgió en el Convento en donde Fray Antón De Montesinos hizo la primera defensa a los derechos de los habitantes de esta tierra y le costo persecución y expulsión de la isla, le recuerdo a los compañeros uasdianos las palabras del pensador Voltaire: “Yo estoy en desacuerdo con todo lo usted dice pero lucharé hasta la muerte por su derecho a decir lo que piensa” y las de Oliver Wendell Holmes: “La libertad de expresión no incluye la libertad de gritar ¡Fuego! En un teatro repleto”.
Llamo a aquellos que predican ser seguidores, correligionarios y coidearios de Gregorio García Castro, Orlando Martínez, Narciso González y otros tantos, que pagaron con su vida su osadía de enfrentar la tiranía de la dictadura de no poder expresar sus ideas, a respetar las formas de pensar distintas para que no sigan “Perdidos en el Limbo”.
Muchos de quienes vivieron los oscuros días de los doces años del régimen de Balaguer lucharon contra la intolerancia del mismo y al dañar el mural se tornan intolerantes como cuando el ex-mandatario no soporto los planteamientos de Gregorio García Castro, Orlando Martínez y Narciso González.
Al usar la mentira de que el malogrado mural sustituía a otro del prestigioso artista Silvano Lora, los detractores de la obra de García Espino se convirtieron en ejecutores de la libertad de creación y expresión por las cuales murieron Amín, Amauri, Orlando Martínez y otros tantos.
En su afán desmedido de hacer ver su verdad reclamaban que los murales en la universidad los pintaran los hijos de nuestra Alma Mater y citaron el nombre de Cuquito Peña, quien tiene una obra en el cuarto piso de la Biblioteca Pedro Mir en donde se ven los rostros de Balaguer y Juan Bocsh en un mismo plano y en donde se observan humanistas de la categoría inmortal de Eugenio María de Hostos y Pedro Francisco Bono.
Es hora de que los grupos de izquierda dejan atrás sus prácticas de terror y miedo y entren al plano de los planteamientos de ideas que garantiza nuestra universidad al garantizar en sus estatutos que “estará abierta a todas las corrientes del pensamiento”, sin establecer excepciones.
Como comunicador egresado de la Primada de América, la cual surgió en el Convento en donde Fray Antón De Montesinos hizo la primera defensa a los derechos de los habitantes de esta tierra y le costo persecución y expulsión de la isla, le recuerdo a los compañeros uasdianos las palabras del pensador Voltaire: “Yo estoy en desacuerdo con todo lo usted dice pero lucharé hasta la muerte por su derecho a decir lo que piensa” y las de Oliver Wendell Holmes: “La libertad de expresión no incluye la libertad de gritar ¡Fuego! En un teatro repleto”.
Llamo a aquellos que predican ser seguidores, correligionarios y coidearios de Gregorio García Castro, Orlando Martínez, Narciso González y otros tantos, que pagaron con su vida su osadía de enfrentar la tiranía de la dictadura de no poder expresar sus ideas, a respetar las formas de pensar distintas para que no sigan “Perdidos en el Limbo”.
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